EXPEDICIÓN USUMACINTA 2008
En un cayuco maya, como los que se utilizaban hace más de 600 años, el equipo de México desconocido se lanzó a una aventura que en su primer etapa duró seis días y recorrió más de 160 kilómetros por los ríos Lacantún y Usumacinta. Ahora está en marcha la segunda etapa, igual de emocionante Y con la misma intención que la primera: conocer mejor las antiguas rutas mayas de navegación y el funcionamiento de estas admirables embarcaciones, que entonces iban cargadas de valiosas mercancías.

lunes, 28 de julio de 2008

Día 2. El día más largo de la expedición: De Tenosique a las cascadas de Reforma.

Efectivamente, el primer día de la expedición fue el más largo y agotador. Empezamos la jornada a las 5 de la mañana para poder presenciar los preparativos para la Danza del Pochó la cual habían preparado especialmente para nosotros, a partir de ahí comenzaron toda una serie de acontecimientos que en conjunto nos hicieron llegar a nuestro primer objetivo, las Cascadas de Reforma (sobre el Río San Pedro) a las 2 y media de la mañana. Las cosas estuvieron más o menos así:

El grupo de danzantes que nos recibieron en aquel paraje cerca de Tenosique, conocían a la revista y al nombrarla se comenzaba a respirar respiraba cierto aire de seriedad que inmediatamente nos encargábamos de romper con alguna broma; momento ideal para disparar las cámaras. Alfredo por un lado, buscaba los mejores fondos para hacer retratos de los personajes y los danzantes conforme acababan de vestirse nos seguían para ser fotografiados y darnos la explicación de su rol en la danza y parte de sus vidas; ya que todos ellos a parte de bailarines, tienen otras ocupaciones y oficios.
 


Una vez que terminó la danza, varios de los personajes se fueron quitando los ataviares y fuimos a la carrera de cayucos. M tocó ir en la caja de un camión con algunos, ya fuera de todo compromiso y entre vestuarios, paja, lodo y tortas aplastadas, fuimos platicando del gran carnaval que se realiza año con año y de lo increíble de los trabajos de ambas partes. 
Al llegar al río ya había gente esperando, había más gente como público que participantes. A pesar de que sabíamos de su existencia, no conocíamos la convocatoria, ahí nos la entregaron, con ello empezamos los preparativos y a distribución de los remadores de parte del equipo de México desconocido para la competencia.



Como podemos ver la convocatoria decía: "solo cayucos de madera", y la sorpresa para todos fue ver que a la carrera llegaron sólo 4 cayucos, había mucha gente que esperaba competir pero ya no tenía cayucos de este tipo. Todas las embarcaciones son de fibras pláticas y en su mayoría con motor; la carrera fue divertida y más que eso, interesante. Ver navegar estas embarcaciones y a la gente que lo ha hecho durante toda su vida fue muy ilustrativo, en especial para la María Eugenia (arqueóloga) quien ve en sus técnicas, el modo real de remar y maniobrar una embarcación como la nuestra, aunque mucho más pequeña. Al terminar la carrera se realizó una sencilla premiación.  El ganador fue Juan Padilla May, quien parecía que traía un motor escondido en su pequeño cayuco.

Al terminar fuimos por vía terrestre a Pomoná, zona arqueológica de la cual se sabe que sus restos están bajo la selva en una extensión mayor a 40 hectáreas, la zona arqueológica es sencilla con una gran explanada central, su ubicación, a pesar de que no es muy cercana del río Usumacinta, si es estratégica para ciertos periodos tardíos del comercio maya. 


En la zona arqueológica platicamos con los arqueólogos de lugar y nos dieron una extensa explicación arriba de una de las pirámides. El equipo para ese momento se estaba integrando, en realidad nos conocíamos 4 de nosotros, pero el equipo de Tabasco traía mucha enegía y en breve ya parecía como si nos hubiéramos conocido desde hace mucho tiempo. 
 
Una vez que salimos de Pomoná, nos dirigimos nuevamente hacia Tenosique y fue ahí donde comenzamos formalmente con la expedición en río. La salida fue rápida y llena de ánimo, a lo largo del camino nos detuvimos un par de veces para tomar de la orilla del río lianas o maderos que nos ayudaran a construir el techo para el cayuco, hubo otras paradas para revisar el mapa y organizarnos. Comimos en el cayuco, con los restos de las lianas comenzamos a hacer collares y pulseras. Fue chistoso, las bromas entraban en el concepto de nuestra expedición, es decir: no todos los mayas eran navegantes, los había artesanos, artistas, etc... cada quien escogió el maya y oficio de su preferencia y así nos mantuvimos navegando por toda la tarde. 
  
Como detalle curioso, (en la fotografía de abajo) el equipo buscaba la parte del río en que nos encontrábamos, pero nunca la encontramos ya que el mapa era de Campeche. Por fortuna los guías que nos acompañaban sabían perfectamente el entronque con el Río San Pedro, donde se navegaría río arriba hasta llegar a las cascadas de Reforma, nuestro último punto del día. 


Al llegar al entronque, ya de noche, creíamos que sería un reto fácil, pero no contábamos que con las lluvias se habían creado otros brazos del mismo río, por lo que después de varias horas de navegar casi a ciegas, tuvimos que pedir auxilio a uno de los lugareños para que él pudiera dirigirnos hacia las cascadas de forma segura. Su esposa le decía: "No vayas, quien sabe quienes son, ya son las doce de la noche.... buen al menos dime a que hora regresas". No reíamos, pero sabíamos que desde su punto de vista tenía razón. 15 personas en una cayuco gigante a las 12 de la noche en medio de la nada... no era muy común. 
  

Llegamos a las 2:30, gracias al guía de última hora, sin él hubiésemos llegado no antes de las 5 de la mañana, había muchos brazos y corrientes encontradas con las que no contábamos. Al poco tiempo escuchamos las cascadas, sabíamos que habíamos llegado más eso no quería decir que estábamos a salvo. El agua en el río estaba baja, llegamos a la orilla sin problema, levantamos el campamento y todo concluyó más de 20 horas después de nuestras primeras tomas.

Día 2. El día más largo de la expedición: De Tenosique a las cascadas de Reforma.

viernes, 25 de julio de 2008

898 kilómetros de aventuras e imágenes.

Si haber recorrido tres estados del mundo maya, en total 898 kilómetros fue todo un reto, ahora nos enfrentamos quizá a lo más difícil que es poder hacer una selección de las mejores imágenes logradas a lo largo del recorrido para los lectores de la revista impresa. En este espacio no nos dedicaremos, de momento, a mostrar tales imágenes, pero si a mostrar una especie de "detrás de cámaras", y algunas experiencias que por razones de espacio no pueden ir impresas. Pues no se diga más y comencemos con la selección día por día.

DÍA 1.  La llegada a Villahermosa: No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla.

Después de un viaje de avión, llegamos a la Secretaría de Turismo de Tabasco. Ahí un gran equipo os esperaba en una sala para dar una rueda de prensa; sabíamos que sucedería más no imaginamos la dimensión. Todo salió excelentemente bien, Paloma Rives, Secretaria de Turismo del estado nos apoyó totalmente. La expedición comenzó en tierra, pero por la puerta grande. En la foto, Manuel Cerón, Alfredo Martínez y Paloma Rives).

Después de la conferencia nos dirigimos al poblado de Santa Cruz Nacajuca, lugar donde visitaríamos un taller artesanal de fibras acuáticas y petate; ahí se tejería la vela para el cayuco. Se dice fácil, los artesanos esperaban nuestras indicaciones para comenzar, la cuestión era definir el tamaño y forma exacta de la vela, implicaba afirmaciones históricas que no podríamos hacer en ese momento, por ejemplo, ¿sería una vela cuadrada o triangular?, las velas cuadradas tipo "Vikingo", no existían como tal en el continente... en fin, estuvimos más de hora y media discutiendo la forma hasta que finalmente pudimos bocetar un diseño y medidas para que los artesanos pudieran comenzar.  
Sebastián de la Cruz era el nombre del artesano, él y sus 9 hijos ayudarían a la confección de la vela. Ver el taller y a la familia fue para el equipo de fotografía tal cual un banderazo de salida. Entre discusión y discusión, Alfredo tomaba fotografías y en mi caso, me fue imposible quitar la mirada del ocular de la cámara de video. 
  
Sin darnos cuenta habíamos estado aproximadamente dos horas haciendo tomas y diseñando la vela, el calor nos dejo agotados y lo más curioso: callados. necesitábamos comer, nuestro día había comenzado a las 4.30 de la mañana y una buena jarra de agua ya era justa y necesaria. Al terminar en el taller, tomamos la carretera con rumbo a Villahermosa, todos contentos y satisfechos por las decisiones. 


No habían pasado más de 10 minutos de carretera cuando por recomendación de Elias, (Sectur Tabsco) que se detuvo y con seguridad dijo: ... tenemos que comer aquí, en "el Buen Peje". Hay nanita, que comida tan buena. Aguas de sabor, quesadillas de pescado, plátans con crema y queso, pero en especial, un enorme y suculento pejelagarto cocinado con experiencia que bueno... lo fuimos recordando el resto del viaje. Al terminar emprendimos el camino a Tenosique, ya nos esperaban. El día fue largo, pero todo, por fortuna comenzó en tierra, pero con el "remo derecho".

sábado, 28 de junio de 2008

¡PRUEBA SUPERADA! LLEGAMOS

¡Por fin llegamos a Campeche por mar abierto! Deseamos descansar un poco en el hotel y reponer fuerzas para mañana dar una vuelta por la ciudad.


Les tenemos muchas fotos y videos que subiremos el lunes a este blog y nuestra página. Por favor, no se desconecten de esta aventura en nuestro cayuco maya, el que no nos decepcionó en ningún momento y fue como un estandarte para la revista y para todos los que como ustedes, viven México al 100%.

Hasta el lunes entonces… y gracias por apoyarnos con sus comentarios.

jueves, 26 de junio de 2008

BAJO LA FUERZA DE UNA TURBONADA

Bitácora de viaje. Parte 2. Día 7.
De Ciudad del Carmen, Campeche, a Sabancui.
Amigos, ayer fue una de las jornadas más emocionantes y sobresalientes de nuestra aventura. Aunque ya estábamos avisados de la temporada de las turbonadas, creíamos que la librábamos, pero no fue así. Nos envistió cuando probábamos la vela de petate, que por cierto, no tenemos palabras para describir cómo luce en el cayuco… ¡hermosa! En eso estábamos, cuando las nubes negras nos rodearon de una forma impresionantemente rápida, aún en la Laguna de Términos. La verdad, para qué les mentimos, fue muy divertido, pero claro, tuvimos que tomar precauciones y nos amarramos a la lancha de apoyo. Desgraciadamente no veíamos nada. La vista era nula a 20 metros de distancia. Era como una cortina que nos impidió llegar a Isla Aguada.
Aún así, insistimos, fue una jornada exitosa, ya que la vela funcionó perfectamente bien, pero como todo, puede perfeccionarse, por lo que en Sabancui estamos haciendo un mástil más fuerte y largo para tal efecto.

Hoy vamos a retomar el circuito de los canales de Isla Aguada para no perdérnoslos. Lo poco que vimos anoche fue un muelle de palapa muy grande, bastante iluminado y bonito, casas muy coloridas. No podremos bajarnos pues tenemos que seguir con el itinerario establecido, pero en algún momento tendremos que regresar, ya sea por tierra o en alguna otra forma, pues se antoja un pueblo muy rico, a orillas de la Laguna de Términos.

Por cierto, les contamos que Champotón y Sabancui, donde estamos ahora, no sólo fueron puertos mayas, sino que debido a las bocanas que tienen dentro de la laguna y el mar, seguramente fueron estratégicas para la Conquista. Claro, ahora los lugareños lo utilizan cotidianamente.

A nuestro paso, afortunadamente, los pescadores, la gente de río, la gente de mar se ha convertido en parte vital de nuestra aventura. Platicamos mucho con ellos y son los que al final de cuentas están nutriendo con experiencias todo nuestro viaje. A cada uno les agradecemos infinitamente.

En cuanto a las maravillas naturales, ayer también estuvimos en la Isla de los Pájaros. Imaginen ese lugar, de aproximadamente 60 metros de largo, todo arbolado y con nubes negras de pájaros que ahí anidan. Un gran espectáculo. Como no se asustan, pudimos tomar muchas fotografías. Les gustarán.Después del viaje de reconocimiento por las zonas que no pudimos ver anoche, comenzaremos a navegar en el mar hacia Champotón para poder llegar a una zona hotelera de ecoturismo llamada Tucán Siho Playa, aproximadamente a unos 70 km de distancia. ¡Así es, con todo y vela a mar abierto! Nos leemos mañana…

SOBREVIVIMOS A LA TURBONADA.

Bitácora de viaje. Parte 2. Día 6.
De Palizada a Ciudad del Carmen, Campeche.
Después de hacer unas cuantas reparaciones al cayuco, salimos rumbo a Ciudad del Carmen. Por fortuna, un gran rato tuvimos buen clima y avanzamos, pero ya casi llegando a Ciudad del Carmen, nos envistió una turbonada. Como la vimos muy difícil, decidimos amarrarnos a la lancha de apoyo para ser remolcados. La marejada y la lluvia eran muy fuertes por lo que estábamos en peligro de perder el rumbo.

Por fin, después de estos inconvenientes climáticos y muy, pero muy mojados, llegamos a las 18:00 horas a Ciudad del Carmen. Fue muy contrastante y emocionante, ya que dejamos el río para ver el inmenso mar del Golfo.

La isla se caracteriza por ser un lugar de gran belleza natural enmarcada por hermosos paisajes de tipo lacustre y marino, complementados por la existencia de vestigios arqueológicos.

La ciudad cuenta con acceso de tipo terrestre, marítimo y aéreo, lo que le permite ser una de las dos localidades mejor comunicadas del estado. Entramos por debajo del puente La Unidad, que comunica con la capital del estado. El acceso marítimo se da a través del puerto de altura llamado Laguna Azul, donde visitamos un astillero donde tomamos muchas fotografías. Fue un festín visualmente hablando. El ver el movimiento marítimo nos llenó de nuevos bríos.

Lo que sigue es remar aún dentro de la Laguna de Términos. Hay una parte de esteros donde vamos a intentar velear hasta Isla Aguada. A ella se llega por canales, todos muy hermosos, con gran diversidad de flora y fauna, por supuesto todo esto es parte del Área Natural Protegida. Se está proponiendo que ésta, junto a los pantanos de Centla, sea Patrimonio de la Humanidad por la riqueza de la región. Es una oportunidad única para tomar fotos y grabar todo cuanto encontremos a nuestro paso en las rías (canales), donde los tonos del agua son casi irreales, una visión espectacular.

Les recomendamos a todos que visiten la parte antigua de Ciudad del Carmen, se tomen su tiempo y hagan recorridos de esta Área Natural Protegida. Es un paraíso.

Esta tarde llegaremos a Sabancui y mañana estaremos en contacto para contarles más sobre este increíble experiencia que continúa en Champotón. ¡Hasta mañana!

martes, 24 de junio de 2008

¡EL VIAJE TOMÓ SU PROPIA VIDA!

Bitácora de viaje. Parte 2. Día 5.
De El Cuyo a Palizada

Hoy llegamos a Palizada. Fue muy emocionante, ya que veníamos por el río del mismo nombre, entre manglares bajos, y de pronto, pasando una curva, se nos develó el pueblo en tierra campechana.


Es un lugar lleno de color, con casas de fachadas amarillas, verdes, azules, con techados de teja al estilo francés. Algunas tienen un estilo victoriano, muy bonitas. Ahí nos estaban esperando una alegre comitiva, encabezada por el Presidente Municipal Luis Ayala Menéndez, los funcionarios de Turismo y muchos lugareños. Por cierto, en nuestro número de julio tenemos un reportaje de Palizada para que lo busquen y vean por qué se postuló para ser un Pueblo Mágico.


Después de un breve recorrido por sus calles, nos invitaron a probar comida típica: pescado frito y hueva de pescado. Durante la convivencia, se nos acercó un chico que nos dijo estar animado para irse con nosotros y terminar en la ciudad de Campeche. Por supuesto, le dijimos que sí. A ver si llega con su maleta más tarde… será bienvenido.


Una de las cosas que planeamos hacer aquí es el mástil para nuestra vela de petate, así que nos fuimos directo con los carpinteros. El chiste es que nada sea metálico, ni siquiera un clavo, por lo que nos ha llevado más tiempo de lo esperado, pero vale la pena, ya que necesitamos recrear, en medida de lo posible, lo que fue la antigua navegación maya.

A los que han seguido nuestra bitácora, recordarán que recogimos en Jonuta una vela de petate y ésta nos ayudará a navegar en la gran Laguna de Términos, que es una prueba un poco más complicada, ya que es tan grande que tiene varias corrientes, es ¡todo un mar! Con retos y peligros diferentes. Ahí ya adoptaremos posiciones náuticas, sin los remos. Será una navegación más en forma y esperamos ser hábiles para controlar las aguas, las corrientes y el viento… porque luego llegaremos al Golfo de México. Todo un reto.


El viaje hasta Palizada fue muy placentero visualmente hablando. A nuestro paso hemos encontrado, afortunadamente, muchas aves como ibis blanca, cormoranes, patos, halcones y águilas pescadoras. También nos topamos con muchas embarcaciones, canoas de madera, que es lo más utilizado por estos rumbos. No cabe duda que el medio de comunicación más importante en esta zona es el río y nos da gusto vivirlo en nuestro cayuco.

Hoy mismo cruzaremos por esta Área Natural Protegida hacia Ciudad del Carmen para dormir ahí. Veremos qué nos depara en la gran Laguna de Términos, pues esta es época de “turbonadas”, como le dicen aquí, son vientos fuertes con tormentas eléctricas y lluvia. Si nos topamos con éstas, acamparemos en alguna comunidad antes de llegar a Ciudad del Carmen. En fin, a ver qué nos deparan los vientos y las corrientes… nosotros seguiremos sin doblarnos.

lunes, 23 de junio de 2008

¡NUEVAS AVENTURAS DURANTE EL FIN DE SEMANA!



Bitácora de viaje. Parte 2. Día 3 Y 4.
De Emiliano Zapata a El Cuyo.

El fin de semana fue de antología. Por fin llegamos a Emiliano Zapata en donde la recepción fue impresionante, había muchísima gente esperándonos, nos echaron porras y nos hacían preguntas acerca de nuestro recorrido. Todos están muy emocionados con este viaje y les emociona ver un cayuco tan grande, pues los que ahora se utilizan, no rebasan los 2 metros de largo y 40cm de alto, mientras nuestro cayuco maya mide 10 metros de largo y 1.5 de alto y ancho… ¡Es todo un trasatlántico!

Afortunadamente el clima ha sido inmejorable y nos ha permitido cumplir con una misión que recién nos planteamos, queremos devolverle a la naturaleza el árbol de Pitch que tan generosamente donó para que se hiciera este cayuco tal y como lo fabricaron los antiguos mayas; así es que nos hicimos de 50 arbolitos que hemos ido sembrando por la orilla del río, siguiendo nuestro recorrido. El cual, por cierto ha estado lleno de aventuras memorables.

Por el camino, cuando el hambre apretó, nos orillamos para recolectar algunas frutas; el otro día nos encontramos a un pescador que nos vendió un pescado, pero queríamos chile para condimentarlo, así es que (como andamos un poco cortos de recursos) les propusimos a los lugareños un trueque. Ahora recordamos alegremente, cómo, sin mayor problema, comenzamos a comerciar unos y otros tal y como lo habrán hecho los mayas en aquéllos tiempos.

Por la noche ya se sintieron las bendiciones de Chaac, el dios de la lluvia nos hizo notar su presencia, pero por fortuna pasamos la noche agradablemente resguardados en un hotel de Jonuta.

Hoy, lunes 23, ya estamos en el mirador natural El Cuyo, la vista es simplemente espléndida, el río serpentea a lo largo de la selva invitándonos a continuar con nuestra gran aventura. Pero habrá que esperar un poco, pues hoy tenemos reservada una aventura en tierra: le pondremos una vela al cayuco, ¡la vela está increíble! Mide 3.5 x 4 metros, es de petate, hecha totalmente a mano por artesanos tabasqueños. Ahora estamos buscando al carpintero que nos pondrá el mástil donde colocaremos la vela.

María Eugenia Romero, nuestra compañera expedicionaria y arqueóloga experta, nos ha dicho que no se sabe a ciencia cierta si los mayas utilizaron velas de petate para la navegación, pero que sí se han encontrado algunas inscripciones en donde se muestran embarcaciones con velas… así es que nosotros experimentaremos con este material, que además es propio de la región, y a ver cómo se comporta nuestro cayuco. Pensamos que es un buen lugar para probarlo porque a estas alturas el río es muy calmo y se siente soplar el viento, pero con moderación. Ya estrenando vela, nos vamos a Palizada, Campeche para continuar con nuestro itinerario.

No queremos terminar la narración de hoy, sin agradecer debidamente a los gobiernos de Chiapas, Tabasco y Campeche, quienes además del apoyo logístico, el cual valoramos en toda su dimensión, nos han favorecido con su amistad, nos sentimos entre amigos, y eso de verdad no tiene precio. ¡Muchísimas gracias amigos!






viernes, 20 de junio de 2008

UNA NOCHE ESCALOFRIANTE BAJO LA LUNA LLENA

Bitácora de viaje. Parte 2. Día 2.
De Tenosique a Balankán.

Ayer salimos de Tenosique como a las 3 de la tarde y después de 2 ó 3 horas de navegación llegamos a Canistán, es un poblado en donde se dice que le quemaron los pies a Cuauhtémoc, incluso tienen una original estatua conmemorativa.

El camino fue muy soleado, lo cual se agradece, porque estamos en plena época de lluvias y remar en esas condiciones seguramente no será muy sencillo, de todas maneras… más vale prevenir, así es que nos dimos a la tarea de fabricar un toldo por si a Chaac se le ocurre enviarnos sus abundantes bendiciones. Para tal fin cortamos ramas de palmas y lianas para ayudarnos, ya tenemos la estructura, veremos qué más nos da el río para terminarlo.

Además de esto, estamos muy animados y sorprendidos, luego de arrancar esta segunda parte con sólo 3 personas a bordo ¡Ahora somos ya 15 las embarcadas en esta gran aventura!; gracias a lo cual remamos 117 kilómetros, aunque en algunos momentos nos ayudamos con motor, es decir, nos enganchamos a la lancha con motor que lleva las mochilas cuando el agua es demasiado calma, o nos encontramos con una contracorriente de frente.

Durante la tarde encontramos unos vestigios de diques prehispánicos que forman unas represas, información valiosa para seguir conociendo algunos aspectos sobre la navegación maya...


Íbamos muy bien, pero ya en la noche… ¡Nos perdimos!, fue una experiencia realmente escalofriante, imagínense, el río San Pedro tiene mucha vegetación que a veces nos cubría, además tiene muchas bocas de río, era como un laberinto, de noche nos parecía casi imposible seguir, afortunadamente nos iluminaba una preciosa luna llena que nos reconfortó durante nuestro camino. Comenzamos a gritar, necesitábanos de alguien que nos ubicara y ayudara a retomar camino... Fue hasta las 12 de la noche que un lugareño nos escuchó pidiendo auxilio y llegó para ayudarnos, él nos llevó a las Cascadas de Reforma que era nuestro destino final del día… llegamos a las 2 de la madrugada y sin comer… pero la verdad es que esta aventura lo vale todo.

Luego de un buen desayuno, y recobrar fuerzas, hoy temprano abordamos de nuevo nuestro gran cayuco y comenzamos a remar. Ahora estamos en Balankán, vamos a visitar Reforma y algunas de las zonas arqueológicas que hay en las cercanías; después, en Jonuta vamos a anexar una vela de petate, la cual construiremos según algunos métodos que utilizaron los mayas para navegar por este mismo río, María Eugenia, nuestra arqueóloga abordo, nos asesora y está muy emocionada porque ya quiere ver la vela puesta.

Como ven, aquí seguimos, en la Expedición Usumacinta 2008, viviendo emociones totalmente inesperadas, viendo cosas que pocos pueden ver, recreando una antigua ruta maya... Nos leemos mañana.

jueves, 19 de junio de 2008

¡¡ARRANCAMOS CON UNA GRAN COMPETENCIA DE CAYUCOS!!


Bitácora de Viaje. Parte 2. Día 1.
Tenosique, Tabasco.

La emoción se sentía por doquier, los ánimos estaban en lo más alto; de pronto todos callaron un momento, fue un silencio respetuoso para escuchar el siempre imponente sonido del caracol que anunciaba el inicio de la competencia. Entonces la concurrencia aplaudió efusivamente y se comenzaron a escuchar porras y gritos de ánimo por doquier.

Tenosique, Tabasco fue la sede de la competencia; este poblado está a orillas del río Usumacinta. Uno de los atractivos de este lugar es un puente construido en Francia, algunas cuevas y cenotes, además de que es el perfecto punto de partida para visitar Pomoná, Piedras Negras, Yaxchilán y hasta Tikal.
www.tenosique.com.mx

Los cayucos de la región compitieron con nuestro gran cayuco maya, aunque todos eran para una persona y nuestro cayuco de 10 metros y una tonelada está hecho para ser navegado por unas 15 personas.

Jorge Padilla fue el gran ganador, ¡su victoria fue apabullante! Los representantes de Tenosique y nosotros, como parte de México desconocido entregamos el premio en una pequeña pero muy emotiva ceremonia.

La divertida competencia fue el inicio perfecto de nuestra expedición y ahora ya estamos listos para proseguir. Pensábamos recorrer unos 240 km pero tendremos que tomar una desviación por el río San Pedro en Tabasco, por lo que serán 348 km los recorridos para llegar a la ciudad de Campeche.

Nuestra siguiente parada es Balankán, durante 10 días vamos a dar un vueltecita por el río San Pedro, después regresaremos al río Usumacinta, pasamos a Laguna de Términos, Isla Aguada, después hasta el Golfo de México y ya por el mar, llegaremos a Campeche.

En cada municipio se irán anexando los audaces exploradores, lo bueno es que muchos se quieren subir al cayuco, lo malo es que no podemos llevarlos a todos, pero la tripulación móvil se va rotando y hemos tenido muy buena integración, así se van cumpliendo expectativas y objetivos.

La tripulación fija está integrada por la arqueóloga María Eugenia Romero, experta en navegación maya, Alfredo Martínez, jefe de la expedición y Manuel Cerón, coordinador de proyectos especiales de México desconocido, quien además funge de enlace con los medios… por cierto, no te lo pierdas, todos los días estamos a las 10:30 en la frecuencia 560 am de Radio Chapultepec y en Radio Mil a las 11:00, ahí escucharás los pormenores de la travesía.

Por hoy sólo me resta mencionar que aún guardo el bonito recuerdo de la visita que hicimos ayer al municipio de Santa Cruz Nacajuca, donde diestros artesanos de fibras acuáticas están fabricando una gran vela para incorporarla a nuestro cayuco, así vamos a experimentar la navegación con vela, ¡al más puro estilo maya!

En la entrevista de hoy, el Castor, mencionó algo muy cierto… estamos llevando a cabo una aventura única en el mundo, y tú eres parte de esta gran aventura… ¡gracias por acompañarnos!

miércoles, 18 de junio de 2008

¡ARRANCA LA SEGUNDA PARTE DE EXPEDICIÓN USUMACINTA 2008!



Dicen que las segundas partes nunca son buenas… no lo sé… pero si es así, ésta es la excepción que podría confirmar la regla. ¡La segunda parte comienza viento en popa!

Llegamos a Villahermosa y la recepción no pudo ser mejor. Ya nos imaginábamos la gran emoción que podía causar esta segunda expedición, pero la verdad es que la conferencia de prensa superó nuestras expectativas. El salón se llenó de gente entusiasta que estaba fascinada con nuestro proyecto, y es que, ¡no es para menos!

Estamos nada más y nada menos que frente a una gran aventura, nos embarcamos en una especie de máquina del tiempo con remos que nos está llevando a descubrir algunos de los secretos de la navegación maya, zonas arqueológicas casi desconocidas y un sinfín de andanzas dignas de los más atrevidos exploradores.

En el camino nos esperan grandes sorpresas, imagínense ¡Participaremos en una competencia de cayucos!, y eso sólo para empezar… ya les estaremos dando los detalles… ¡No se los pierdan!

Bitácora de viaje. Parte 1. Día 6.

www.mexicodesconocido.com.mx

Día 6. De Piedras Negras a Boca del Cerro
Tiempo de navegación: 8 horas

Muy temprano iniciamos nuestro recorrido por la selva hacia la entrada principal de Piedras Negras, por un sendero casi imperceptible rodeado de hongos, bejucos, orquídeas, árboles de látex y de chicle. Nos acompañaba un grupo de conservacionistas, miembros de la milicia y arqueólogos guatemaltecos dedicados a proteger esta parte de la selva, conocida como la Selva del Lacandón. Entre otras especies, pudimos ver a las manadas de saraguatos y de monos araña, quienes nunca se mezclan entre sí. Eso sí, unos y otros se dedicaron a lanzarnos frutos, ramas y todo lo que tenían a la mano con tal de ahuyentarnos de su territorio. Tras caminar cuatro kilómetros, para deleite de insectos y mosquitos, llegamos agotados a las primeras estelas que guarda la ciudad, armados hasta los dientes con tripiés, cámaras y equipo de repuesto.
Al mirar a lo lejos las maravillosas estructuras, colonizadas y vencidas por las enormes raíces de los árboles, sentimos la intensa emoción que debieron haber sentido los exploradores del siglo xix cuando lucharon con la selva para sacar de sus fauces los últimos vestigios del mundo prehispánico. Recorrimos los Palacios del Rey y de la Reina, además del Baño del Temazcal, que está prácticamente intacto, y nos divertimos tomando fotografías bajo la sombra de los árboles de chicle, antes de emprender el largo camino de regreso al campamento. Mientras tanto, el Usumacinta nos esperaba con las impresionantes cascadas de Busilhá y nos preparaba otra sesión de remolinos y rápidos (uno, incluso, clase 4).
Nuestro cayuco maya nos dejó asombrados, pues respondió muy bien, desafiando las predicciones del experto en canotaje, quien dudaba que éste pudiera resistir tanta intensidad. Subió y bajó las olas, pasó por hoyos, chocó con unas piedras (fuera de algunas astillas expelidas al aire, salió ileso), cayó de lado y se inundó bastante, pero con todo y todo, salió a flote, se secó con el sol y nos demostró lo ingeniosos que eran los antiguos mayas.

Cansados de tanta adrenalina, asoleados y algo deshidratados (pero felices), seguimos navegando río abajo hasta salir del Cañón de San José, en donde encontraríamos nuestro destino: Boca del Cerro, Tabasco. Allí el cayuco dejaría el río (no por mucho tiempo, esperamos), y nosotros nos despediríamos, llevando en los oídos, en las curtidas manos y en la memoria, las sencillas enseñanzas del río: ése antiguo sabio, siempre el mismo y siempre cambiante… una inagotable fuente de desafíos.

Bitácora de viaje. Parte 1. Día 5.

www.mexicodesconocido.com.mx
Día 5. De Yaxchilán a Piedras Negras, Guatemala.
Tiempo de navegación: 10 horas

Éste fue el día más largo de toda la expedición porque decidimos navegar de corrido hasta la zona arqueológica de Piedras Negras, ubicada en la ribera norte del Usumacinta, esta vez en territorio guatemalteco. Tras alejarnos de Yaxchilán, fuimos siguiendo el curso del río, que se abre paso entre las paredes del cañón, mientras va revelando algunas sorpresas. La primera, una hermosa isla de arena blanca. Después pasamos lentamente, casi deteniéndonos, por una comunidad llamada El Desempeño. Pudimos saludar a sus pobladores, quienes nos miraban asombrados, pues al parecer la última expedición de aventura que recorrió esta parte del río, ¡lo hizo hace más de nueve años!

Seguimos avanzando sin darnos cuenta de que el río se encañonó tanto que se formaron rápidos y también remolinos. Enfilamos nuestro cayuco sin pensarlo dos veces e íbamos documentando la acción, cuando nos sorprendió una ola que tiró a Alfredo Martínez al agua con todo y cámara de video, de manera que sólo veíamos su mano en la superficie tratando de salvar el equipo. Pero Alfredo pronto regresó al cayuco con la cámara a salvo y listo para seguir grabando. Después de mucho remar y de pasar otros rápidos menores, atracamos en la primera entrada de Piedras Negras, que no está abierta a los escasos visitantes que logran llegar a esta ciudad perdida. En esta entrada pudimos ver una gran roca conocida como Máscara del Mono, Reloj o Guitarrón. Fue aquí donde Alfredo tomó algunas de las fotos más interesantes del día, donde pueden verse tanto esta parte de la zona arqueológica, como el cayuco. Antes de que se hiciera de noche, proseguimos hasta El Porvenir, un campamento militar ubicado en un playón escalonado por el acceso habitual a Piedras Negras.
Todos sentimos una energía especial en este sitio, tan alejado de la vida humana y habitado sólo por las antiguas rocas mayas dejadas al antojo de la selva y sus criaturas. Nos fuimos a dormir tranquilos, soñando con esta extraña ciudad, más extensa que Yaxchilán y con la que vivió largos periodos de enemistad. Nunca sospechamos que el río, ese indomable libro abierto, conoce mejor que nosotros los pormenores de esta historia.

Bitácora de viaje. Parte 1. Día 4.


Día 4. De Frontera Corozal a Yaxchilán – exploración de la zona arqueológica
Tiempo de navegación: 2 horas

Recuperados del susto, despertamos con nuevas energías y emprendimos el viaje hacia Yaxchilán. La experiencia de llegar a esta antigua capital maya navegando en cayuco es inigualable. Hacerlo nos permitió entender cómo los hábiles comerciantes accedían a la ciudad con gran naturalidad, atracando en la playa que formaba la ribera. Estuvimos explorando las posibles vías de entrada a la zona, no sólo la que usan regularmente los visitantes, lo que nos permitió comprender mejor cómo toda la ciudad funcionaba en torno al Usumacinta. La arqueóloga que nos acompaña, María Eugenia Romero, observó que unas escalinatas que dan a la plaza principal y que permanecen inexploradas, podrían haber conectado la zona de desembarque (que incluía un gran muelle de madera y probablemente un asombroso puente) con el centro administrativo de la ciudad. De ser así, la idea que se tiene actualmente sobre la organización de esta urbe y su relación con el río podría cambiar considerablemente.


Desde nuestro cayuco también pudimos analizar con detenimiento unas misteriosas estructuras de roca localizadas en medio del Usumacinta. Éstas fueron estudiadas la década pasada por un ingeniero civil y explorador llamado James O’Kon, quien propuso la existencia de un inmenso puente suspendido a todo lo ancho del caudaloso río, conectando la ciudad de Yaxchilán con Guatemala. De comprobarse esta teoría, ¡estaríamos hablando del puente más largo y moderno del mundo antiguo, construido por grandiosos ingenieros mayas!

Bitácora de viaje. Parte 1. Día 3.

Día 3: De Quiringüicharo a Frontera Corozal, por los ríos Lacantún y Usumacinta
Tiempo de navegación: 8 horas

Después de una noche emocionante, en la que el aullido de los monos saraguatos y el croar de los sapos insistían en no dejarnos dormir, alistamos las embarcaciones para continuar con el recorrido. Avanzamos río abajo por el Lacantún, pasando por zonas poco profundas en las que tuvimos que amarrar las balsas y el cayuco para desplazarnos con tan sólo el motor del catamarán. Éste, en consecuencia, ¡se carbonizó! Pero el susto duró poco, pues gracias a la pericia de nuestros expedicionarios y kayakistas, pudimos arreglarlo rápidamente y seguimos río abajo.

Íbamos admirando la majestuosidad de las ceibas (árbol sagrado de los mayas) en las riberas del río cuando, inesperadamente, nos encontramos con una zona arqueológica inexplorada y celosamente aprisionada por la selva, que en algunos mapas aparece identificada como Lacantún. Pudimos detenernos a admirar la parte este de la zona, localmente conocida como El Planchón, una especie de laja de piedra junto al río en la que pueden apreciarse sencillos petroglifos de animales, soles y otros motivos naturales.

Poco después llegamos a la confluencia de los ríos Lacantún y Usumacinta. La navegación en esta desembocadura fue más fácil de lo que esperábamos, aunque nos topamos con algunas zonas de rocas en las que tuvimos que soltar las balsas y remar con mucha cautela. Sin embargo, la recompensa fue magnífica, pues del lado guatemalteco encontramos unas cascadas que forman pequeñas pozas naturales totalmente vírgenes. Como es de imaginarse, estuvimos felices un buen rato saltando de las rocas al Usumacinta y refrescándonos del húmedo calor.
Pocos kilómetros más adelante, el paisaje cambió drásticamente. Las paredes del río fueron haciéndose más y más altas, dando lugar a impresionantes cañones, lo que nos permitió admirar el atardecer ¡más de cuatro veces! a medida que el río subía y bajaba, zigzagueando y bailando con las paredes de roca. Como se nos iba la luz, decidimos amarrar las lanchas entre sí y proseguir con ayuda del catamarán.

Por desgracia, el motor se descompuso de nuevo, esta vez irremediablemente, y fuimos sintiendo cómo la oscuridad envolvía la selva, el río y a nosotros mismos, hasta dejarnos sumidos en un negrísimo abismo. Pasamos por momentos de angustia, pues nos resultaba imposible ver por dónde íbamos, pero decidimos seguir remando río abajo hacia Frontera Corozal o cuando menos hasta Bethel, en Guatemala. Navegamos prácticamente con el olfato y el oído, temiendo que en cualquier momento pudiéramos chocar contra rocas o troncos, lo que hubiera sido desastroso para el cayuco. Por fortuna, después de varias horas de tensión, vimos a la distancia las luces de Frontera Corozal, y respiramos con alivio. Allí nos abastecimos principalmente de hielo, fruta y verdura, y aprovechamos para cargar las baterías de nuestras cámaras de foto.